Livier
Batalla de puebla
Antecedentes de la Batalla de Puebla
En octubre de 1861, Francia, Inglaterra y España suscribieron la Convención de Londres, en la cual se comprometieron
a enviar contingentes militares a México ya que este tenía una gran deuda
de 80 millones de pesos, aproximadamente eran 69 millones para los
ingleses, 9 millones para los españoles y 2 millones para Francia.
La alianza tripartita amenazó al presidente Benito Juárez con una
invasión inminente si no se saldaba por completo las deudas que México tenía
con los tres países europeos.
Juárez responde con un exhorto para lograr un arreglo
amistoso, y los invitó a conferenciar. Sin embargo, sabía que había una guerra
inminente y trató de proteger la Ciudad de México trasladando pertrechos y
ordenó la fortificación de Puebla. Creo al Ejército de Oriente y el hombre que se
designó en el mando fue el general Ignacio Zaragoza.
En un principio la Alianza Tripartita aceptó el llamado
al diálogo de Benito Juárez y sus representantes se reunieron con Manuel
Doblado, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano, quien
consiguió que Juan Prim, representante español,
y Lord John Russell por Inglaterra se retiraran. A este
acuerdo se le conoce como los Tratados Preliminares de la Soledad.
El 5 de marzo, cuando aún se realizaban las negociaciones de los
Tratados de la Soledad, llegó a Veracruz un contingente militar francés bajo el
mando de Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez. A finales de
abril, Lorencez desconoció los Tratados de Soledad y se puso en
marcha, junto con sus efectivos, hacia Puebla, con el fin último de conquistar
la Ciudad de México.
Historia de la Batalla de Puebla
Antes del 5 de Mayo, el día 28 de abril de 1862 tuvo lugar un
enfrentamiento conocido como la Batalla de las Cumbres entre el Ejército
Expedicionario Francés y el Ejército Mexicano. En este conflicto hubieron cerca
de 500 bajas francesas en contra de apenas 50 bajas mexicanas. Pese a esto, el
Ejército Expedicionario francés consigue hacerse con el control del Paso de
Acultzingo.
Después de la Batalla de las Cumbres el conde de Lorencez conservaba su
confianza y mandó a decir a Napoleón III que: “Somos tan superiores a los
mexicanos en organización, disciplina, raza, moral y refinamiento de
sensibilidades, que le ruego anunciarle a Su Majestad Imperial, Napoleón III,
que a partir de este momento y al mando de nuestros 6,000 valientes soldados,
ya soy dueño de México”
El 2 de mayo parte el Ejército Expedicionario Francés desde San Agustín
del Palmar en Veracruz con rumbo para cruzar la Sierra Madre Oriental y
dirigirse hacia Puebla ya que era paso obligado para llegar a la capital
del país.
Cabe señalar que el Partido Conservador apoyaba la Invasión francesa e
incluso formaron parte de la guerrilla que atacó en varias ocasiones al Ejército
de Oriente.
Otros generales mexicanos también participaron en la defensa de Puebla
como es el caso de las tropas de Oaxaca dirigidas por Porfirio Díaz. El centro de la línea lo
defendió Francisco Lamadrid con las tropas del Estado de México y San Luis Potosí. La izquierda se apoyó en el
cerro de Acueyametepec ubicado en el norte de la ciudad y en cuya cumbre se
ubicaban los Fuertes de Loreto y Guadalupe, con el general Miguel Negrete a la cabeza de la Segunda
División de Infantería.
El 5 de mayo a las 9:15am aparecen los franceses en el horizonte pero no
es sino hasta las 11:15am cuando comienzan las hostilidades anunciándose con un cañonazo
desde el Fuerte de Guadalupe y acompañado por los repiques de las
campanas de la ciudad.
El conde de Lorencez ordena una maniobra sorpresiva que divide a la
columna francesa en dos y que da como resultado a 4,000 hombres marchando para
atacar los Fuertes de Loreto y Guadalupe. Esta decisión pudo ser la causa de la
derrota francesa ya que los mexicanos contaban con la ventaja en estas
posiciones.
El 6o. Batallón de la Guardia Nacional del Estado de Puebla, bajo el mando del entonces
coronel Juan Nepomuceno Méndez, fue el primer cuerpo del Ejército de
Oriente en hacer frente a los franceses, al ubicarse en la línea
comprendida entre los fuertes, y rechazar su ataque.
Varios embates franceses fueron repelidos por la resistencia del
Ejército Mexicano como es el caso de los zuavos, el regimiento de élite de la
infantería francesa, quienes iniciaron un sigiloso ascenso hacia el Fuerte
de Guadalupe pero fueron recibidos con bayonetas y obligados a
retroceder.
El coronel mexicano José Rojo avisó a Antonio Álvarez que era
tiempo de que la caballería mexicana entrara en acción para alcanzar una
victoria completa. Ordenó a los Carabineros de Pachuca cargar sobre los
restos de la columna, disparando sus carabinas y lanzando mandobles de sable
sobre los franceses, siendo totalmente rechazados.
A las dos y media de la tarde, cuando los mexicanos empezaban a
vislumbrar la victoria, Lorencez se dispuso a lanzar el último asalto,
dirigiendo a los Cazadores de Vincennes y el Regimiento de Zuavos hacia
Guadalupe. Zaragoza dispuso que el Batallón Reforma de San Luis
Potosí saliera en auxilio de los fuertes.
Luego de ser repelidos por última vez, las fuerzas del Ejército
Expedicionario Francés comenzaron a huir completamente dispersados. Se
replegaron a la hacienda Los Álamos, para finalmente retirarse hacia Amozoc.
Consecuencias de la Batalla de Puebla
En Palacio Nacional en la Ciudad de México se sabía poco acerca del
conflicto más allá del telegrama recibido a las 12:30 en el que Zaragoza
avisaba que el intercambio de fuego había iniciado. A raíz de la
incertidumbre el gobierno había hecho salir precipitadamente al general Florencio Antillón al mando de los
Batallones de Guanajuato, quedando como guardianes de la capital sólo 2,000
hombres del Regimiento de Coraceros Capitalinos
A las 4:15 de la tarde finalmente se recibió un nuevo telegrama:
… Sobre el campo a las dos y media.Dos horas y media nos hemos batido. El enemigo ha arrojado multitud de
granadas.Sus columnas sobre el cerro de Loreto y Guadalupe han sido rechazadas
y seguramente atacó con cuatro mil hombres. Todo su impulso fue sobre el cerro .En este momento se retiran las columnas y
nuestras fuerzas avanzan sobre ellas. Comienza un fuerte aguacero. Zaragoza
Finalmente, a las 5:49 de la tarde, Zaragoza anuncia la victoria:
Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el enemigo ha hecho
esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de Guadalupe, que atacó por el
oriente de izquierda y derecha durante tres horas: fue rechazado tres veces en
completa dispersión y en estos momentos está formado en batalla, fuerte de más
de 4,000 hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como
desearía, porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante.
Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su
ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros.
Sírvase dar cuenta de este parte al C. Presidente.I. Zaragoza
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